Iñigo Perez-Arregui, nuevo presidente de la Asociación Empresarial BPTD


Iñigo Perez-Arregui estudió en el colegio francés y de ahí pasó a la Escuela de Ingenieros de Donostia “un poco por azar”, como dice él. Sin embargo, no se arrepiente, “esas cosas que pasan y que al final te llevan dónde estás ahora” afirma.

Nada más salir de la universidad comenzó a trabajar “en el mundo del hierro”. La primera empresa en la que trabajó fue Laborde Hermanos en Andoain, que posteriormente se convertiría en Neco S.A, empresa dedicada a la fabricación de herramientas de corte. Pasó por Fresadoras Lagun, Reiner e hijos hasta que en el año 2000 comenzó su actividad en EPC, justo en el momento de transición, cuando los americanos compraron lo que hasta entonces era Guisasola y lo bautizaron como EPC. “Un momento de cambio en la estrategia tan radical como necesario. No tanto desde el punto de vista producto, pero sí de proceso. La manera de fabricar ha cambiado mucho. En eso los americanos tenían más experiencia” nos cuenta. Hoy en día, tienen plantas en México, en Estados Unidos y en Eibar.

Nos recibe en su despacho donde le entrevistamos tras su nombramiento como presidente de la Asociación Empresarial BPTD.

Además de vicepresidente de operaciones de EPC, ahora eres también presidente de BPTD, ¿cómo lo afrontas? 

Con mucha ilusión y con muchas ganas. Tengo el convencimiento de que esta comarca tiene los mimbres suficientes para poder llevar a cabo acciones relevantes; tenemos una red tecnológica, de conocimiento, de estructura, de cultura, punteras. Debemos aprovecharlo y ponerlo en valor. Es hora de apoyarnos en nuestros puntos fuertes para dar respuesta a los nuevos retos que tenemos hoy en día. Es mucho el trabajo por hacer, pero a nivel de comarca sin duda hay materia prima para llevar a cabo proyectos importantes. 

Hablando de retos… ¿a cuáles se enfrenta la Asociación BPTD este 2023? 

A corto y medio plazo considero que la globalización es un gran reto para las empresas. Desde el punto de vista comercial, en nuestro sector, tenemos una limitación en cuanto al volumen de mercado. La globalización tiene muchos factores positivos, permite crecer, acceso a nuevas tecnologías, un mayor conocimiento, pero es también un factor condicionante que abre la puerta a otros competidores.

Tanto las empresas que suministramos a grandes fabricantes, como por supuesto estos últimos, necesitamos de garantías de seguridad por parte de los proveedores. Además de calidad, capacidad y competitividad, se nos exige sostenibilidad financiera, tecnológica y medioambiental.

Esta sostenibilidad, entendida en su sentido más amplio, va a ser un gran reto para las empresas. Por ello, debemos buscar sinergias y, sobre todo, polos de atracción que nos hagan ganar musculo.

Para dar respuesta a los retos que suponen la globalización y la sostenibilidad, necesitamos masa crítica. Lo cual conlleva a su vez la necesidad de hacer nuestro distrito atractivo permitiendo la generación y mantenimiento de las y los mejores profesionales que nuestras empresas necesitan. Tocamos aquí algo tan importante como la creación y retención del talento. Esto es clave. En ambos casos BPTD, entre otros, tiene mucho que hacer.

El espíritu de colaboración y cooperación es clave en la Asociación ¿por qué crees que es tan importante para las pymes? 

Los clientes buscan soluciones globales y estas vienen dadas por aspectos que no se limitan únicamente a los conocimientos técnicos individuales. La suma de servicios que ofrecemos las empresas del entorno es lo que puede marcar las diferencias. 

Las colaboraciones son necesarias para poder ser polo de atracción de nuevos proyectos que permitan una mayor generación de actividad industrial con todo lo que esto conlleva.

¿Y cómo crees que contribuye en relación con el territorio la propia Asociación Empresarial BPTD en la competitividad en el territorio?

Tenemos que impulsar, la Asociación aquí tiene un papel clave, nuestra imagen dentro y fuera de la comarca. Hemos de generar una imagen global de lo que somos capaces de hacer en el territorio. Todos tenemos nuestra imagen, nuestro conocimiento, nuestras particularidades, pero más allá de esto, el conjunto debe ser compatible con la presentación al exterior de una organización que engloba los muchos y competitivos recursos, además de tecnologías, que tenemos aquí.

Seguro que tú tienes experiencia en esto de colaborar…

Yo todavía recuerdo el primer proyecto importante y diferenciador que lanzamos en Eibar. Fue en el año 2004. Un proyecto bastante innovador que hoy en día sigue a pleno rendimiento, con una cartera de clientes más global y en constante crecimiento. En concreto se trataba de mecanizar, con un proceso continuo y pocos centros de trabajo, árboles de levas en una sola pieza de hasta dos metros y medio de longitud. Cuando propusimos este nuevo proceso a disposición de nuestros clientes les pudimos ofrecer, más allá de lo que nosotros sabíamos hacer, unos servicios globales que resultaron cruciales. Servicios, en un rango de no más de 50 km, tales como centros tecnológicos, centros formativos, fabricantes de equipos, acería, etc. En definitiva, una red extraordinariamente completa y competitiva que pesa mucho, y de forma muy positiva, en su decisión final.

Insisto, tengo la convicción de que tenemos algo que, en general, los demás no tienen. Aquí hay cultura, conocimiento, esta es una región que ha trabajado “el hierro” desde hace muchos años y al final con una tecnología o con otra, estamos preparados para dar soluciones competitivas y de calidad.

¿Eres de los que creen que la unión hace la fuerza?

Sin duda, incluso iría más allá. En el contexto actual, sin una masa crítica, las opciones de supervivencia son escasas.  Hemos de buscar y encontrar la forma de colaborar, mostrando un cierto componente de generosidad, para poder seguir siendo un territorio referente tanto a nivel nacional como internacional. Creo en el proyecto al 100%.